Bendice
a mi familia
Buenos días,
amigo/a.
La oración es la llave que abre los tesoros del
cielo. Es el puente siempre accesible por el que llegamos a Dios. El arte de
orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es un regalo de Dios. Por lo
tanto, implora que envíe su Espíritu para que llene tu corazón con el fuego de
su amor.
Señor, bendice a mi
familia, a mis amigos y a sus familias. Revélales tu amor y tu poder. Señor,
muéstrate en este momento: que donde haya dolor, nos des paz y consuelo y donde
haya duda, tengamos confianza porque creemos en ti. Jesús, visita mi casa y
llévate mis problemas, angustias y dolores. Señor, contágiame tu fuerza, para
que yo también pueda aceptar la voluntad del Padre. Hoy vengo a ti, lleno de
dolor, a llorar mis penas en tus brazos, Recurro a ti para que me libres y
destrabes de todos los males que me acechan y me impiden ser feliz. Espero
confiadamente en ti. Vivo confiadamente en ti.
La familia que reza
unida permanece unida y reproduce el clima de la casa de Nazareth: Jesús está
en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las
necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el
camino. Esa oración alcanza su culmen cuando la familia participa de la Misa del domingo. P. Natalio.