jueves, 15 de mayo de 2014

Alabar y agradecer


Buenos días, amigo/a.

Al orar con los salmos déjate arrebatar por la presencia viva de Dios, envolver por los sentimientos de asombro, exaltación, alabanza, contrición, intimidad, dulzura u otros estados de ánimo que impregnan estos antiguos cánticos. Aquí te ofrezco una breve oración compuesta por fragmentos de salmos unidos por afectos de alabanza y gratitud al Señor.

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (116). Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides nunca sus beneficios (103). Alabaré al Señor mientras viva, cantaré y tocaré para mi Dios mientras exista (146). Te daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones, por tu bondad que es más grande que los cielos, por tu fidelidad que alcanza a las nubes (57). Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia, y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras. Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo las obras de tus manos (92).

“En los salmos rivalizan la belleza y la doctrina; son a la vez un canto que deleita y un texto que instruye. ¿Qué otra cosa es el salterio sino el instrumento espiritual con que el hombre inspirado hace resonar en la tierra la dulzura de las melodías celestiales, como quien pulsa la lira del Espíritu Santo?”, san Ambrosio. Explora y goza las riquezas del salterio. P. Natalio.

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