Alabar
y agradecer
Buenos días,
amigo/a.
Al orar con los
salmos déjate arrebatar por la presencia viva de Dios, envolver por los
sentimientos de asombro, exaltación, alabanza, contrición, intimidad, dulzura u
otros estados de ánimo que impregnan estos antiguos cánticos. Aquí te ofrezco
una breve oración compuesta por fragmentos de salmos unidos por afectos de
alabanza y gratitud al Señor.
¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (116).
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides nunca sus beneficios (103). Alabaré
al Señor mientras viva, cantaré y tocaré para mi Dios mientras exista (146). Te
daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones, por tu
bondad que es más grande que los cielos, por tu fidelidad que alcanza a las nubes
(57). Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo;
proclamar por la mañana tu misericordia, y de noche tu fidelidad, con arpas de
diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras. Tus acciones, Señor, son mi
alegría, y mi júbilo las obras de tus manos (92).
“En los salmos rivalizan
la belleza y la doctrina; son a la vez un canto que deleita y un texto que instruye.
¿Qué otra cosa es el salterio sino el instrumento espiritual con que el hombre
inspirado hace resonar en la tierra la dulzura de las melodías celestiales,
como quien pulsa la lira del Espíritu Santo?”, san Ambrosio. Explora y goza las
riquezas del salterio. P. Natalio.
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