Persevera
en la oración
Buenos días,
amigo/a.
La oración que haces al comenzar la jornada y al
terminarla, es la expresión de tu amor y confianza en Dios. Entre estos dos
momentos, si amas de verdad a Dios con toda el alma y con todas las fuerzas,
como dice la Palabra,
de alguna manera el recuerdo y la presencia del Señor te acompañarán en las
variadas tareas de tu jornada.
Si deseas empezar a
poseer la luz de Dios, ora. Si ya estás encaminado hacia la bondad y quieres
que la luz que te guió brille aun más, ora. Si quieres la fe, ora; si quieres
la esperanza, ora; si quieres la obediencia, la castidad, la humildad, la
mansedumbre, la fortaleza, ora. Sea cual sea la virtud que deseas, ora. Cuanto
más eres tentado, tanto más persevera en la oración. Es por virtud de tu
continua oración que mereces ser tentado, y es por virtud de tu continua
oración que mereces ser liberado de las tentaciones. La oración, en efecto, te
da luz, te libera de las tentaciones, te vuelve puro, te une a Dios. Santa
Ángela de Foligno,
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