Cambiar el mundo
Buenos días, amigo/a.
Las grandes realizaciones han comenzado por algo simple. Para
acercarse a la cumbre de una alta montaña, da el primer paso para
lograr tu objetivo, y luego con paciencia y esperanza suma pasos en la
misma dirección. Se trata de hacer realidad un bello ideal desde lo
concreto e inmediato. Lee ahora la experiencia de una persona.
Siendo joven yo era un revolucionario y mi oración a Dios era: —Señor,
dame la energía para cambiar al mundo. Al llegar a los cuarenta y
advertir que la mitad de mi vida se había ido sin que yo hubiese
cambiado una sola persona, modifiqué mi oración: —Señor, dame la
gracia para cambiar a todos aquellos con quienes tengo contacto,
solamente mi familia y mis amigos y estaré satisfecho. Ahora, que ya
soy un anciano y mis días están contados, mi única oración es: —Señor,
dame la gracia de cambiarme a mí mismo. ¡Si hubiera orado de esta
forma desde el principio, no hubiese desperdiciado mi vida!
“Cambiarse a sí mismo”, es en verdad lo más accesible y cercano para
comenzar. Pero también es cuestión de lealtad consigo mismo y los
demás. Jesús señaló esto en los fariseos de su tiempo. No practicaban
lo que aconsejaban a los otros. “Las palabras mueven, pero los
ejemplos arrastran”. Para cambiar el mundo, comienza por ti. P.
Natalio.