La violencia y la paz
Buenos días, amigo/a.
Si tú sabes mirar al otro con un poquito de amor, si tú sabes preferir
la esperanza a la sospecha, si tú estás persuadido que te corresponde
tomar la iniciativa antes que el otro, si todavía la mirada de un niño
llega a desarmar tu corazón, entonces... ¡vendrá la paz!
Estamos inmersos en medio de la violencia y no nos damos cuenta. Las
personas caminan apuradas sin disfrutar el paisaje, van de prisa hacia
ninguna parte, no se miran, no se observan, se evaden, se atropellan,
se distraen. No ven a los pobres, a los niños, a los que sufren, van
ensimismados en sus ruidos, en sus radios, en sus celulares, en sus
problemas, que sin saberlo, son los problemas de todos. Hay un mar de
violencia en nuestras calles: los conductores están a las carreras, a
los bocinazos, a los insultos, no se cede el paso cortésmente, no les
importa el peatón, que siempre alerta, tiene que correr para llegar a
la vereda. (Hernán Pérez E.)
Si tú puedes alegrarte del gozo de tu vecino, si la injusticia que
golpea a los otros te indigna tanto como la que tú puedes sufrir, si
para ti el extranjero es un hermano, si tú puedes dar gratuitamente un
poco de tu tiempo, por amor, entonces... ¡vendrá la paz! Que el Señor
te dé un corazón pacífico. P. Natalio.
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