El cuervo y la víbora
Buenos días, amigo/a
Hay en ti dos facultades que te ayudan a tomar buenas decisiones: la
inteligencia y la voluntad. La inteligencia evalúa las razones a favor
o en contra, y ve claro lo más conveniente. Entonces tu voluntad se
lanza a la acción. A este proceso se lo llama discernimiento. Es grave
error decidirse arrastrado por una emoción violenta porque oscurece la
razón.
Andaba un cuervo muy hambriento y preocupado porque no encontraba
comida. Cuando de pronto vio junto a un pajonal, calentándose al sol,
a una suculenta víbora. Sin pensarlo dos veces cayó sobre la
dormilona, la aferró con sus garras y emprendió el vuelo. Pero la
víbora despertando de su sueño, se volvió rápidamente contra el voraz
pajarraco y lo mordió. El cuervo sintió un terrible ardor en su sangre
y ya a punto de morir dijo: — ¡Desdichado de mí, que encontré un
tesoro, pero a costa de mi vida!
Cuántas veces, ansioso por liberarte de un problema desagradable y
ofuscado por la ansiedad, tomas una mala decisión, que al poco tiempo
lamentas. Recupera la calma y estudia con objetividad el asunto.
Escucha también el parecer de alguna persona competente que te aclare
el tema. P. Natalio.
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