miércoles, 14 de marzo de 2012


La montaña y el abismo


Buenos días, amigo/a.

La humildad consiste en reconocer que Dios es el autor de todo bien.
De él proviene cuanto tenemos y somos. Por eso no cabe el sentido
competitivo de la vida, que está en el fondo de la actitud soberbia y
envidiosa. El que pretende sobresalir no busca tanto alcanzar una
meta, sino crear distancia respecto de los otros.

Le dijo una vez la montaña al abismo: "Yo, desde mis majestuosas
cumbres, tengo el mundo a mis pies. Contemplo los más bellos
amaneceres, y los más esplendorosos crepúsculos. La luz de la luna
acaricia mi cuerpo y me siento parte de las estrellas porque casi
puedo tocarlas. Es tan grande mi presencia que casi puedo sentir que
toco a Dios. Y tú, insignificante abismo, ¿qué haces allá abajo?” Y el
abismo le contestó: "Yo soy quien te sostengo”.

Sin la existencia de la piedra más pequeña, no se formaría la playa.
Sin la existencia de un hilo, una alfombra no tendría tanta belleza y
sin la existencia de la gota de agua, el océano no tendría su
inmensidad. Toda la existencia, y todos los seres creados por Dios,
somos indispensables, y nadie está por encima de nadie. P. Natalio.

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