El camino real de la cruz
Buenos días, amigo/a.
“Si de buena gana llevas la cruz, ella te llevará a ti y te guiará al
puerto deseado donde será el fin de todo padecimiento que aquí nunca
termina. Si la llevas contra tu voluntad, te echas encima una nueva
carga, la haces más pesada y de todos modos, tendrás que cargar con
ella. Al rechazar una cruz sin duda encontrarás otra y, tal vez, más
pesada.
¿Por qué temes tomar la cruz que conduce al Reino? En la cruz está la
salvación, en la cruz está la defensa contra los enemigos, en la cruz
hay una infusión de suavidad sobrenatural, en la cruz está la
fortaleza del alma, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz
está el compendio de toda virtud y en la cruz está la perfección de la
santidad. Sólo en la cruz hay salvación para el alma y esperanza de
vida eterna. Toma tu cruz; sigue la perfección de Jesús y llegarás a
la vida eterna. Él fue delante, llevando su cruz (Jn 19.17), y murió
en la cruz por ti, para que tú también lleves la tuya y en ella desees
morir. Porque si mueres con él, también con el vivirás, y si eres
compañero de las penas, también lo serás de su gloria.
¡Ojalá fueses digno de padecer algo por el nombre de Jesús! ¡Cuán
grande sería tu gloria! ¡Qué alegría para todos los santos! ¡Y qué
edificación para el prójimo! Todos recomiendan la paciencia, pero
pocos son los que quieren padecer. ¿No deberías tú, con generosidad,
sufrir algo por Cristo, sabiendo que hay muchos que soportan mayores
trabajos por el mundo?” Tomás Kempis, “La imitación de Cristo”. P.
Natalio.
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