viernes, 12 de junio de 2015


El papel arrugado


Buenos días, amigo/a

Respetar y comprender son actitudes que están en la base de la convivencia humana. La regla de oro de todas las grandes religiones es: “No hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti”, (Tob.  4, 15). Sin comprensión y respeto se viene abajo el amor a los hermanos.

Cuando era niño tenía rabietas a la menor provocación, y la mayoría de las veces después de  estos arrebatos, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado. Un día mi maestro, que me vio pidiendo excusas después de una explosión de ira, me llevó al aula y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo: ¡Estrújala! Asombrado obedecí e hice con él una bolita. Ahora volvió a decirme déjalo como estaba antes. Por más que traté de dejarlo bien liso, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas. El corazón de las personas me dijo es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues. Así aprendí a ser más comprensivo y paciente.

La incomprensión entre las personas es una deficiencia común. Entre los mismos miembros de la familia, en las asociaciones apostólicas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje: “Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros”. P. Natalio.

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