miércoles, 15 de abril de 2015

Aroma agradable


Buenos días, amigo/a

Cuando el salmista ora a Dios le dice: “Señor, suba a ti mi oración como incienso en tu presencia” (Sal. 140). Hermoso símbolo de la fuerza que tiene la oración humilde y confiada. También el israelita al quemar una víctima en el altar del Templo, imagina que el humo elevándose lleva a Dios el aroma agradable de la ofrenda. Otra imagen poética muy expresiva.

Génesis 8, 20-21: Luego Noé levantó un altar al Señor, y tomando animales puros y pájaros puros de todas clases, ofreció holocaustos sobre el altar. Cuando el Señor aspiró el aroma agradable, se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque los designios del corazón humano son malos desde su juventud; ni tampoco volveré a castigar a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo”. Éxodo 29, 18:   Después dejarás que todo el carnero se queme sobre el altar. Este es un holocausto para el Señor, una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.

San Pablo usa la metáfora del “aroma agradable” en la carta a los filipenses (4, 18): “Por el momento, tengo todo lo necesario y más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio  aceptable y grato a Dios”. Que el Señor te conceda, al leer su Palabra, percibir su belleza. P. Natalio.

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