Aroma
agradable
Buenos
días, amigo/a
Cuando el salmista ora a Dios le dice: “Señor, suba a ti mi oración como
incienso en tu presencia” (Sal. 140). Hermoso símbolo de la fuerza que tiene la
oración humilde y confiada. También el israelita al quemar una víctima en el
altar del Templo, imagina que el humo elevándose lleva a Dios el aroma
agradable de la ofrenda. Otra imagen poética muy expresiva.
Génesis 8, 20-21: Luego Noé
levantó un altar al Señor, y tomando animales puros y pájaros puros de todas
clases, ofreció holocaustos sobre el altar. Cuando el Señor aspiró el aroma
agradable, se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa
del hombre, porque los designios del corazón humano son malos desde su
juventud; ni tampoco volveré a castigar a todos los seres vivientes, como acabo
de hacerlo”. Éxodo 29, 18: Después
dejarás que todo el carnero se queme sobre el altar. Este es un holocausto para
el Señor, una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
San Pablo usa la metáfora del
“aroma agradable” en la carta a los filipenses (4, 18): “Por el momento, tengo todo lo necesario y
más todavía. Vivo en la abundancia desde que Epafrodito me entregó la ofrenda
de ustedes, como perfume de aroma agradable, como sacrificio aceptable y grato a Dios”. Que el Señor te
conceda, al leer su Palabra, percibir su belleza. P. Natalio.
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