Polvo y ceniza
Buenos
días, amigo/a
El lenguaje de la Biblia es rico en símbolos.
Si te familiarizas con ellos comprenderás y gozarás más sus mensajes. Para
describir la abismal distancia entre Dios y el hombre, compara a éste con el
vil y despreciable polvo del camino y con las cenizas. Ante la inmensidad,
sabiduría y poder del Señor que nos ha creado nos corresponde un actitud de
profunda humildad, en otras palabras, saber ubicarnos correctamente.
Génesis 18, 27: Entonces Abraham dijo: «Yo, que no soy
más que polvo y ceniza, tengo el atrevimiento de dirigirme a mi Señor”.
Eclesiástico 10, 9: ¿De qué se ensoberbece el que es
polvo y ceniza, si aún en vida sus entrañas están llenas de podredumbre?
Job 42, 5-6: Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te
han visto mis ojos. Por eso me retracto, y me arrepiento en el polvo y la
ceniza.
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