El caballo escondido
Buenos días,
amigo/a.
Hay en nuestras vidas hábitos que nos esclavizan e impiden ser la obra
maestra que a veces soñamos. Todo es posible con la ayuda del Señor, a pesar de
que no sea fácil. Procede con paciencia pues “nadie se desembaraza de un hábito
o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la
escalera, peldaño a peldaño”, (Mark Twain).
Cuentan de un niño que
un día entró en el taller de escultura de un vecino, y allí encontró un gran
bloque de piedra. A los pocos meses volvió a entrar, y en el mismo sitio
encontró la escultura de un caballo. Entonces le preguntó al escultor: —¿Cómo
sabías tú que dentro había un caballo? —Ésta es la especialidad del artista:
encontrar el caballo (o lo que sea) que hay dentro. Ir quitando toda la piedra
que sobra hasta encontrar el caballo.
Sin duda dentro de ti mismo hay una obra de arte que debes sacar a luz
con persistente labor. Se trata de ir quitando lo que sobra, lo que impide ser
un hombre cabal, un hijo de Dios tal como él lo soñó. “Si
todos los años extirpáramos un solo defecto, pronto llegaríamos a ser personas
perfectas”, (Kempis). El Señor te asiste, pon manos a la obra. P. Natalio.
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