Nasrudín en la corte
Buenos días,
amigo/a.
Un refrán dice “las
palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es
enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús
tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a
tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de
humildad y generosidad.
Nasrudín —el sabio y santo sufí— entró precipitadamente en el salón del trono y se arrojó a los pies del
rey.
—¡Majestad,
Alá ha hecho de mi un santo y me ha dicho que ocupe mi lugar en la corte!
—¿Estás
loco?
—Debo
estarlo. ¿Cómo, si no, habría aceptado ser un santo en tu corte?
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