jueves, 27 de noviembre de 2014

Nasrudín en la corte


Buenos días, amigo/a.

Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad.

Nasrudín  el sabio y santo sufíentró precipitadamente en el salón del trono y se arrojó a los pies del rey.  
¡Majestad, Alá ha hecho de mi un santo y me ha dicho que ocupe mi lugar en la corte!
¿Estás loco?  
Debo estarlo. ¿Cómo, si no, habría aceptado ser un santo en tu corte?

En la Biblia hay una palabra que expresa la respuesta del hombre al llamado de Dios; la pronunció Abraham cuando Dios lo llamó a dejar su tierra; la pronunció Samuel e Isaías cuando Dios los llamó a ser profetas, la pronunció María cuando Dios la llamó a ser madre del Salvador; todos dijeron “¡Aquí estoy, Señor! “ ¡Aunque parecía una locura! P. Natalio.

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