sábado, 29 de noviembre de 2014


Decálogo del optimista


Buenos días, amigo/a.

Una forma concreta de cultivar el optimismo es tratar de “vivir dando gracias a Dios”, precioso consejo que daba san Pablo a los primeros cristianos. Desde luego, si empiezas a vivir con el “gracias, Señor”, en los labios, es porque has empezado a descubrir y concentrarte en todo lo que te da satisfacción y alegría.

No juzgues nunca el día por el clima. Cambia la manera de empezar el día. No permitas que lo que está fuera de tu alcance, influya en tus decisiones. Protégete de los mensajes negativos. Cuida la manera como te expresas de los demás y de ti mismo. Cambia la manera de saludar a los demás. Desarrolla una visión clara de tus metas. No pierdas nunca tu admiración por la belleza del universo. Aprecia y da gracias por aquello que posees, por tus experiencias y habilidades. Ten grandes expectativas de tu día, de tus actividades y de las demás personas. 

San Francisco de Sales, con alma de poeta, aconseja: “En las adversidades, que tu alma sea como un ruiseñor, que canta  en medio de una mata de espinas”. Amigo/a, trata de no lamentarte de que las rosas tengan espinas, en cambio, alégrate de que las espinas estén coronadas de rosas. Con este enfoque, todos los días serán positivos para ti. P. Natalio.

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