Crecer es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos
cuesta desprendernos; es atrevernos una vez más y estar dispuestos a ser
diferentes de lo que fuimos ayer; es desarrollarnos y evolucionar desde adentro.
Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, estamos creciendo. Cuando
decidimos corregir un error, estamos evolucionando.
A eso de caer y volver a levantarte. De fracasar y volver
a comenzar. De encontrar el dolor y tener que afrontarlo... A eso, no lo llames
adversidad, llámalo Sabiduría. A eso de fijarte una meta y tener que seguir
otra. De huir de una prueba y tener que encararla. De planear un vuelo y tener
que recortarlo. De aspirar y no poder.
De avanzar y no llegar. A eso, no lo llames castigo, llámalo Enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes. Días felices y días tristes. Días de
soledad y días de compañía. A eso, no lo llames rutina, llámalo Experiencia. A
eso de que tus ojos miren y tus oídos oigan. Y tu cerebro funcione y tus manos
trabajen. Y tu alma irradie y tu corazón ame. A eso, no le llames poder humano,
llámale Milagro Divino.
“Actuamos movidos por la pasión, el prejuicio, la
avaricia, el amor, el medio ambiente, los hábitos, y el peor de estos tiranos
es el hábito. Así pues, si tienes que ser esclavo, sé esclavo de tus buenos
hábitos. Si tienes algún mal hábito, destrúyelo; y prepara surcos para la buena
semilla. Con una disciplina simple puedes triunfar”, (Mandino). P. Natalio
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