El murciélago pícaro
Buenos días,
amigo/a.
Vivir con sinceridad es decidirte a hablar con la
verdad en la mano aunque a veces te cueste; a no valerte de una mentira para
salir de una dificultad o librarte de una responsabilidad; a reconocer con
honestidad cuando te has equivocado sin tratar de justificarte. He aquí un
camino exigente de honestidad y grandeza moral.
El águila y el león se
repartieron el reinado sobre los animales. El león sería rey de osos, lobos y
demás cuadrúpedos terrestres. El águila gobernaría las aves del cielo. Pasado
un tiempo, se reunieron ambos soberanos. — ¡El murciélago me fastidia! —dijo el
águila—. Cuando le conviene, dice que es un pájaro porque vuela. Pero cuando
quiere zafarse, dice que es mamífero y que pertenece a tu dominio. — ¡Vaya con
el animalejo! —Exclamó airado el león—. Cuando le exijo cumplir mis leyes,
alega que, como vuela, es un ave de las tuyas. —¡Yo no lo quiero en mi reino!
—dijo el águila—. ¡Ni yo en el mío! —añadió el león. Y desde entonces el pícaro
vivió solo y triste en la oscuridad.
Es lamentable que
en Argentina hay faltas de sinceridad que son festejadas como “viveza criolla”,
vicio antisocial que ha dañado nuestra imagen en el exterior; y que existe
entre nosotros cuando aprobamos al canchero, al piola, que son los “avivatos” y
“ventajitas” de las historietas cómicas. Sólo la verdad nos hará libres. P.
Natalio.
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