lunes, 24 de febrero de 2014

Conversión de un rey



Buenos días, amigo/a.

Jesús comenzó a predicar a la gente diciendo: “El tiempo se ha cumplido. El reino de Dios ha llegado. Conviértanse y crean en la buena noticia”. Estas palabras que resonaron como una clarinada para convocar al pueblo de Dios, siguen señalando el camino de la salvación: volver al Señor, abandonar nuestros caminos equivocados, purificar el corazón… eso es conversión.

Cuando Clodoveo, rey de los francos, se preparaba para una difícil batalla, su esposa Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres obtener la victoria, invoca al Dios de los cristianos”. En lo más duro del combate, acosados los francos por todas partes, Clodoveo exclamó:Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Creo en ti. Si hoy me salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo y entraré a tu religión". Desde ese momento su ejército se sobrepuso y venció a los agresores. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas palabras: "Clodoveo venció a sus enemigos, y tú venciste a Clodoveo". San Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los francos. En la celebración le dijo estas memorables palabras: "Valiente guerrero: desde  ahora quema lo que has adorado, y adora lo que has quemado".

Clodoveo fue invitado a poner a Dios en el centro de su vida, amándolo realmente con todo el corazón y con toda el alma. Esto implicaba seguirlo, temerlo y observar sus preceptos, escuchar su voz, servirlo y serle fiel. Ésta es la buena noticia: el Señor nos invita a convertirnos porque es misericordioso. P. Natalio.

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