Conserva la calma
Buenos días,
amigo/a.
Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el clima
indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu vida.
Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo de la
ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la paz
profunda del alma merece estar en permanente alerta.
En los
momentos críticos aprende a conservar la calma, de modo que tus decisiones sean
justas y sabias. En lugar de exasperarte y dejarte dominar por la ira, cállate
porque el silencio aquieta. Respira profundamente y ora. Ganas serenidad si
cierras tus ojos y te ves en un lugar paradisíaco, mientras repites
pensamientos positivos. Recuerda que Dios está en tu corazón y estarás
tranquilo sin desesperarte. La ira es fuente de males casi siempre más graves
que aquellos que la causan. Corta las raíces de la irritación:¿Cómo podrás
apagar el incendio de la ira si lo alimentas con la leña del fanatismo, el
rencor o la soberbia? El hombre espiritual es dueño de sí mismo ante la
adversidad.
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