Ciego con luz
Buenos días, amigo/a.
¿Has encontrado el sentido de tu vida? ¿Tienes un motivo para
levantarte cada mañana con ilusión y alegría? La Madre Teresa de
Calcuta decía con frecuencia: “Si no se vive para los demás, la vida
carece de sentido”. Es hermoso observar que hay personas que ofrecen
con desinterés y generosidad su ayuda a los demás. Como el caso de un
ciego.
Caminaba una vez un hombre por oscuras calles llevando una lámpara de
aceite encendida. La ciudad estaba muy oscura en las noches sin luna
como aquella. En determinado momento, se encontró con un amigo. Éste
lo miró y de pronto lo reconoció. Se dio cuenta de que era Néstor, el
ciego del pueblo. Al punto le dijo: —¿Qué haces Néstor, tú ciego, con
una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves! Entonces, el ciego le
respondió: —Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la
oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros
encuentren su camino cuando me vean a mí...
Este ciego pensó en el problema de los otros y, dentro de sus
posibilidades, aportó una buena colaboración. Su carencia de vista,
pero su experiencia de caminar en perpetua oscuridad, le dio ocasión
de ofrecer con espíritu altruista una válida asistencia a los “ciegos”
de esa noche. Que también tú, con creatividad, multipliques tus actos
de servicio. P. Natalio.
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