martes, 3 de diciembre de 2013

Junto a los hijos

Buenos días, amigo/a

Cuando Dios regala a una familia un hijo, es porque confía que lo
cuidarán con amor y responsabilidad hasta la edad adulta. Se ha
escrito mucho sobre cómo educar a los hijos. Por eso, cuando encuentro
sobre el tema una orientación luminosa, breve y perfecta, siento el
deseo de compartirla para que todos aprovechen ese condensado de
sabiduría. Lee y medita.

Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el sagrado depósito
que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez años, te
admire. Hasta los veinte, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé
para ese hijo hasta los diez años, su padre, hasta los veinte años, su
maestro y hasta la muerte, su amigo.

Qué metas simples pero exigentes: ser para el hijo un padre, un
maestro y un amigo, poniendo sin embargo el acento hasta los diez
años, en la paternidad protectora, hasta los veinte en la docencia del
difícil arte de vivir honestamente, y hasta la muerte en la amistad
que todo lo comparte con humildad y sabiduría. Es una buena
iluminación para orientarte. P. Natalio.

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