martes, 18 de junio de 2013

Las abejas de san Medardo
Buenos días, amigo/a

La buena convivencia comienza por el respeto a las personas y el
respeto a todo lo que les pertenece. Despreciar a los demás no ayuda a
formar una sociedad fraterna. “Hemos aprendido a volar como los
pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo
arte de vivir como hermanos”, (M. King).

San Medardo tenía unas colmenas que le producían una  miel excelente,
y las abejas eran muy mansas y buenas. Sucedió que un día llegó un
ratero a llevarse la miel; pero, las abejas lo persiguieron tan
terriblemente que no le quedó otro remedio que meterse en la casa del
santo a pedirle que rezara por él. San Medardo echó una bendición a
las abejas y éstas se fueron obedientes, y él, vuelto hacia el ladrón,
le dijo: —Esto es señal de los castigos que te pueden llegar si sigues
robando. Ahora son unas sencillas abejas, pero después los que te
picarán serán tus remordimientos eternamente.

Los santos vivían con el pensamiento en Cielo. Con esta luz orientaron
sus pasos por la vida. Sabían que obrar mal desagrada y ofende a Dios
y nos perjudica seriamente. Sabían también que no dar importancia a
las transgresiones pequeñas, arrastra a graves pecados, porque
adormecen la conciencia… Cuida no lesionar el amor a Dios y a los
hermanos. P. Natalio.

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