Si no hubiera sido por él...
Buenos días, amigo/a
Ningún trabajo es insignificante, ninguna tarea es despreciable,
cualquier ocupación merece que pongamos todas nuestras fuerzas y
nuestra creatividad en ella. “Si alguien está llamado a ser
barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba, como
Beethoven componía música o como Shakespeare escribía versos”, (M. L.
King).
—¿Y cómo está tu hijo mayor, Joaquín? —Pues, estudió y obtuvo un
doctorado de Literatura Inglesa en una universidad de Inglaterra. —¿Y
tu hija, tan dispuesta? —Esa hizo una maestría en artes y un doctorado
en lenguas en una universidad de España. —Dime, ¿y el menor, cómo es
que se llamaba? —Oh, te refieres a Pepito. Ese tomó un curso de
plomería y se la pasa destapando cañerías. Pero, gracias a Dios,
porque si no fuera por él, nos hubiéramos muerto de hambre.
El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de
entregarnos a los vicios, y nos proporciona los recursos para remediar
nuestras necesidades fundamentales. Es una bendición de Dios. Trabaja
con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. “El que no quiera
trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de Tesalónica. Que
tengas un día de acción. P. Natalio.
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