Esperando la futura gloria
Buenos días, amigo/a
El túnel más largo y oscuro se hace un camino llevadero, cuando sabes
que al final te aguarda una salida hacia la luz. Las arenas ardientes
del desierto se superan, cuando peregrinas sobre ellas con la
esperanza segura de alcanzar el oasis reparador. La oración
responsorial de hoy —de los salmos 31 y 36— reavivará tu esperanza.
V. ¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles!
R. ¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles!
V. Se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de
tus delicias.
R. Lo reservas para tus fieles.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. ¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles!
Todo sufrimiento se hace más soportable, si lo vives mirando hacia el
futuro, con la seguridad de que un día dejarás de padecer. Mejor aún
si puedes vivir la esperanza mayor, la que llega más allá del tiempo,
y supera el dolor de la última pérdida, la muerte, con la promesa de
una Vida Plena. “Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en
el Señor”. P. Natalio.
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