Educando al prójimo
Buenos días, amigo/a
Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, así simplemente, se
la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es
ser de nobles sentimientos, honrado, servicial, respetuoso con todos,
amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la
personalidad, que generan en los demás, aprecio y admiración,
atracción y simpatía.
Un señor, muy molesto por el ruido, llamó a la puerta del inquilino
del piso inferior y preguntó con mal disimulada rabia: —¿No ve que son
las cuatro de la madrugada? ¡No es posible cerrar un ojo con ese
ruido! ¿Se puede saber qué es todo ese estruendo? — Sí, señor. ¡Es la
grabación de la fiesta que usted hizo ayer hasta la madrugada en su
casa!
La anécdota de hoy señala un defecto corriente: la falta de respeto
por los demás. Respetar, poniéndose en el lugar de los otros, está en
la base de la convivencia humana. Jesús nos advirtió: “No hagas a otro
lo que no te gusta que te hagan a ti”. Norma fundamental y obvia, pero
tantas veces transgredida por egoísmo o inconsciencia. Recuérdala
siempre. P. Natalio.
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