martes, 19 de marzo de 2013


“A la sombra de tus alas”


Buenos días, amigo/a

Los salmos son antiguos cánticos donde vibra el alma del creyente con
una gran riqueza de sentimientos, como asombro, alabanza, contrición,
intimidad, dulzura u otros estados de ánimo. El salmista —por ejemplo—
clama a Dios en una situación angustiosa, usando el tierno símbolo de
las alas de un ave maternal para expresar su amor y confianza en el
Señor.

Salmo 17: Guárdame como a las niñas de tus ojos, a la sombra de tus
alas escóndeme de los malvados que me asaltan, del enemigo mortal que
me cerca. Salmo 57: Misericordia, Dios mío, misericordia, que mi alma
se refugia en ti; me refugio a la sombra de tus alas mientras pasa la
calamidad. Salmo 63: A la sombra de tus alas canto con júbilo, mi alma
está unida a ti, y tu diestra me sostiene. Salmo 91: Él te librará de
la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás, su brazo es escudo y armadura.

El mismo Jesús usó esta imagen cuando desde el monte de los olivos
mirando a sus pies a la ciudad deicida, lleno de tristeza, exclamó:
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que
te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la
gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!”. Tómale
gusto a los salmos: te enseñarán a orar a Dios con sentimientos
auténticos. P. Natalio.

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