jueves, 15 de noviembre de 2012
En tus manos, Señor
Buenos días, amigo/a.
En su libro “Muéstrame tu rostro”, el P. Ignacio Larrañaga desarrolla
con amplitud y profundidad el tema de abandonar en Dios nuestras
angustias y dolores. “Es como una varita mágica, -dice- a cuyo toque
todo se transforma en paz”. Hoy te ofrezco un excelente himno que
rezamos en laudes, y que te ayudará a cultivar la actitud de abandono
en Jesús.
En tus manos, Señor, pongo mi vida con todas sus angustias y dolores;
que en ti florezcan frescos mis amores y que halle apoyo en ti mi fe caída.
Quiero ser como cera derretida que modelen tus dedos creadores;
y morar para siempre sin temores de tu costado en la sangrienta herida.
Vivir tu muerte y tus dolores grandes, disfrutar tus delicias verdaderas
y seguir el camino por donde andes. Dame, Señor, huir de mis quimeras
dame, Señor, que quiera lo que mandes para poder querer lo que tú
quieras. Amén.
“Morar para siempre sin temores de tu costado en la sangrienta
herida”, este deseo lo expresa muy bien la oración tan apreciada por
nuestro pueblo cristiano “Alma de Cristo, santifícame”, donde pedimos:
“Oh buen Jesús, óyeme; dentro de tus llagas, escóndeme; no permitas
que me separe de ti”. Que este privilegiado refugio preserve hoy tu
paz. P. Natalio.
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