domingo, 4 de noviembre de 2012

El ruiseñor y el gavilán


Buenos días, amigo/a


Madurez es la capacidad de tomar una decisión y sostenerla. Los

inmaduros pasan sus vidas explorando posibilidades para al fin no
hacer nada. Viven de ilusiones y sueños que los distraen de un camino
real y concreto desde el cual, paso tras paso, con esfuerzo
perseverante, podrían  forjarse un destino glorioso. Aquí te ofrezco
una fábula que ilustra esta verdad.

Subido en un alto roble, un ruiseñor cantaba como de costumbre. Lo vio
un gavilán hambriento, y lanzándose inmediatamente sobre él, lo apresó
en sus garras. Seguro de su próxima muerte, el ruiseñor le rogó que lo
soltara, diciéndole que con sólo él no bastaría para llenar su
vientre, y que si en verdad tenía hambre, debería de apresar a otros
más grandes. El gavilán le repuso:    —Necio sería si te oyera y
dejara escapar la presa que tengo, por ir a buscar a la que ni
siquiera he visto. No dejemos los bienes que ya tenemos, por ilusiones
que ni siquiera divisamos. (Esopo).


Madurez es perseverancia, es la habilidad de realizar un proyecto a

pesar de las dificultades, cerrándote con decisión a las ilusiones que
distraen y seducen. Que no seas de aquellos que sueñan con un jardín
allá lejos en el horizonte y no disfrutan las rosas que florecen junto
a su ventana. Te deseo un día provechoso. P. Natalio.

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