No preguntes
Buenos días, amigo/a.
Por la vida te puedes encontrar con personas desorientadas,
atormentadas, o derrotadas… ¿Cómo conducirte con ellas? ¿Cuál es el
modo de ayudarlas de verdad, evitando darles un empujón para
precipitarlas más adentro de su caverna? Aquí te ofrezco una forma
positiva y estimulante de alentarlas, serenarlas, llenarlas de nueva
esperanza.
A esos que hacen un caos de su vida no les preguntes qué causa su
confusión... Mejor, enséñales el rostro sosegado de tu fe, y el fluir
constante de tu serenidad. Al que anda dolido y agotado con su cruz,
no le preguntes por qué le pesa tanto... Mejor, ponlo en capacidad de
que Dios se irradie sobre él... Y ya poco a poco irá llegando la luz.
Al que se resiste a seguir, y se siente vencido, no le andes por las
normas, las deducciones y los raciocinios... Mejor, dale la mano, y
dile:"¡Voy contigo!". No le preguntes a cada uno su necesidad...
Mejor, demuéstrales que siempre hay un sueño más asombroso que su mala
suerte.
Don Bosco practicaba esta metodología, porque hablaba a niños y
jóvenes más de la belleza de la virtud que de la negrura del vicio. Se
trata de abrir horizontes, de entrever la alegría de las cumbres
alcanzadas con pequeños pasos cada día, de informarse que hay quienes
ya disfrutan la corona conquistada. Es también una buena estrategia
para conducirte a ti mismo. P. Natalio.
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