sábado, 1 de septiembre de 2012

Señor, te entrego todo


Buenos días, amigo/a


La actitud de confianza en Dios es fundamental en la Biblia: recorre

casi todas sus páginas; las personas que desfilan por ellas son
confrontadas con esta señal del varón justo, que busca a Dios como su
único bien y poderoso refugio. La oración de entrega a Dios con todo
lo que tenemos y somos es efecto de esa confianza plena en el Señor.

Te entrego, Señor, todo lo que tengo y todo lo que estoy viviendo. Te
doy gracias por lo que me estás regalando y lo disfruto con gozo. Pero
desde ya lo dejo en tus manos para que acabe cuando tenga que acabar.
Te proclamo a ti, Jesús, como único Señor, dueño de todas mis cosas,
de todo lo que vivo, rey de todo lo que soy y de todo mi futuro. Te
declaro Señor de todos mis afectos, de mis deseos, de mis relaciones.
Sé que me darás la felicidad que necesito porque confío en tu amor,
pero me la darás a tu modo, como sea mejor para mí. En ti deposito
toda la confianza de mi corazón. Amén. (P. V. Fernández).


Quien vive abandonado en el Señor crece en una relación verdaderamente

filial con Dios, su Padre; está disponible a todo lo que se presente,
su corazón se vuelve simple y libre, tiene facilidad para vivir con
humildad de corazón los misterios de la vida, se libera de toda
ansiedad por el porvenir incierto: “Será lo que el Padre quiera”, dice
con total sumisión. P. Natalio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario