El sabio de Egipto
Buenos días, amigo/a.
Todos los meses en el Oratorio de Don Bosco los jóvenes hacían el
“Ejercicio de la buena muerte”. Era un día de retiro para ponerse en
la situación de presentarse ante el tribunal de Dios inmediatamente,
pero con la posibilidad de prepararse. Después de unas palabras de
meditación, había tiempo para confesarse. Todos comulgaban ese día.
Se cuenta que un turista americano fue a El Cairo, Egipto, para
visitar a un famoso sabio. Se sorprendió mucho el turista al ver que
el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Los únicos
muebles que había eran una cama, una mesa y un banco. -- ¿Dónde están
sus muebles? –pregunto el turista. Y el sabio rápidamente también
preguntó: --¿Y dónde están los suyos? -- ¿Los míos? –se sorprendió el
turista. –Pero si yo estoy aquí de paso. –Yo también, concluyó el
sabio.
A veces olvidas que estás de paso en la tierra y no sabes cuándo será
tu partida. La Biblia te recuerda que vives en tierra extranjera: “No
tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura”
(Hebreos 13, 14). “Soy un forastero en la tierra, Señor, no me ocultes
tus promesas” (Salmo 119). Piénsalo, y que te sea provechoso. P.
Natalio.
Buenos días, amigo/a.
Todos los meses en el Oratorio de Don Bosco los jóvenes hacían el
“Ejercicio de la buena muerte”. Era un día de retiro para ponerse en
la situación de presentarse ante el tribunal de Dios inmediatamente,
pero con la posibilidad de prepararse. Después de unas palabras de
meditación, había tiempo para confesarse. Todos comulgaban ese día.
Se cuenta que un turista americano fue a El Cairo, Egipto, para
visitar a un famoso sabio. Se sorprendió mucho el turista al ver que
el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Los únicos
muebles que había eran una cama, una mesa y un banco. -- ¿Dónde están
sus muebles? –pregunto el turista. Y el sabio rápidamente también
preguntó: --¿Y dónde están los suyos? -- ¿Los míos? –se sorprendió el
turista. –Pero si yo estoy aquí de paso. –Yo también, concluyó el
sabio.
A veces olvidas que estás de paso en la tierra y no sabes cuándo será
tu partida. La Biblia te recuerda que vives en tierra extranjera: “No
tenemos aquí abajo una ciudad permanente, sino que buscamos la futura”
(Hebreos 13, 14). “Soy un forastero en la tierra, Señor, no me ocultes
tus promesas” (Salmo 119). Piénsalo, y que te sea provechoso. P.
Natalio.
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