jueves, 5 de julio de 2012


Una palabra…



Buenos días, amigo/a.

El apóstol Santiago en su carta nos recomienda vigilar la lengua que,
a pesar de ser un miembro pequeño del cuerpo, puede provocar
desastres, lo mismo que una chispa puede originar un incendio
pavoroso. Amado Nervo, conocido poeta mejicano (1870-1919), brevemente
explica el poder que tiene una sola palabra, ya sea acertada o fatal.

Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia. Una palabra
cruel puede destruir una vida. Una palabra amarga puede crear odio.
Una palabra brutal puede golpear y matar. Una palabra agradable puede
suavizar el camino. Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo.
Una palabra alegre puede iluminar el día. Una palabra con amor y
cariño puede curar y bendecir.


San Pablo recomendaba a los cristianos de Éfeso: “No profieran
palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre
buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan
bien a aquellos que las escuchan”. Palabras edificantes son las que
construyen la paz, la alegría y la unión de los corazones. Nos
encontramos aquí mañana. El Señor te bendiga. P.Natalio.

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