miércoles, 4 de julio de 2012

El león y el labrador


Buenos días, amigo/a.

La prudencia es una virtud cardinal que ayuda en la vida práctica a
decidirte por tu verdadero bien y a elegir los medios rectos para
conseguirlo. Ella, como experto auriga que maneja las riendas de un
carruaje, conduce a las otras virtudes señalándoles la regla y la
medida adecuadas. Eres prudente cuando aplicas sin error los
principios morales a cada caso particular.

Entró un león en el corral de un labrador, y éste, queriendo
apresarlo, cerró la puerta. El león, al ver que no podía salir, empezó
a devorar primero a los carneros, y luego a los bueyes. Entonces el
labrador, temiendo por su propia vida, abrió la puerta. Se fue el
león, y la esposa del labrador, al oírlo quejarse le dijo: Tienes lo
que buscaste, pues ¿por qué has tratado de encerrar a una fiera que
más bien debías de mantener alejada? Esopo.


“El hombre prudente medita sus pasos” (Biblia). Otros refranes que
iluminan esta virtud: “El que busca el peligro en él perecerá”; “Tanto
va el cántaro a la fuente que al fin se rompe”. “Dime con quien andas
y te diré quién eres”. “La ocasión hace al ladrón”. “El que a buen
árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. “Más vale prevenir que
curar”. Que la prudencia ilumine siempre tus decisiones. P. Natalio.

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