viernes, 22 de junio de 2012


El pozo de agua



Buenos días, amigo/a

Conocerme a mí mismo es llave de sabiduría, porque desde mi realidad
personal puedo crecer y superarme. Epitecto, filósofo griego,
escribió: “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la
cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con
tu realidad: límites y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte
serenamente.

Un hombre se acercó a un monje y le preguntó: —¿Qué es lo que aprendes
en tu vida de silencio? El monje estaba sacando agua de un pozo y dijo
al visitante: —Mira allá abajo, en el fondo del pozo. ¿Qué ves? El
hombre miró no vio nada. —No veo nada, dijo. Después de un tiempo en
que el monje estuvo absolutamente quieto, el monje dijo de nuevo al
visitante: —Mira ahora. ¿Qué ves en el pozo? El hombre obedeció y
respondió: —Ahora me veo a mí mismo: el agua es mi espejo. El monje le
dijo: —Ves, cuando sumerjo el cubo, el agua se agita; ahora, en
cambio, el agua está tranquila. Esta es la experiencia del silencio:
el hombre se ve a sí mismo.


Conocer tus fortalezas y debilidades, está en la base del crecimiento
armónico como persona. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y
darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para
neutralizarlas, afronta con esperanza esa labor cotidiana de realizar
el proyecto de Dios sobre tu vida. Para eso busca un tiempo de
silencio y reflexión. P. Natalio.

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