Camino de una vida digna
Buenos días, amigo/a.
El Decálogo es la Carta Magna de la dignidad humana, una clara prueba
del amor de Dios. Si analizas el decálogo al resplandor de esta luz,
descubrirás que Dios te ama y busca tu paz, equilibrio y felicidad.
Cuando nos ponemos con sinceridad frente a ellos, surge una convicción
interior terminante: “¡Sí, así debe ser una vida digna!”
Alcanzan una vida digna quienes no se dejan atrapar “por otros
dioses”, (tan abundantes en la vida moderna); los que siguen
respetando el nombre de Dios; los que gozan dando un espacio semanal a
la tarea de levantar la vista al cielo y sentirse resucitados; los que
saben ubicar la relación de amor a la que se refiere el 4º, 6º y 9º
mandamientos en el marco del Amor con mayúscula; los que se sienten
más vivos promoviendo la vida; los que no sólo respetan los bienes
ajenos sino que comparten los propios; los que se comunican con el
prójimo sin doblez ni hipocresía. Pensemos qué paraíso sería esta vida
si tuviésemos en cuenta esos “diez indicadores” de felicidad.
(Aportes).
Los semáforos, las barreras en el paso a nivel, las ordenanzas que
regulan la vida en una ciudad, no están en contra del ciudadano sino a
favor de él. Amigo/a, piensa con madurez y sensatez: el Decálogo es
para el bien del hombre. Dios no quiere limitar tu libertad, sino
liberarte de las pasiones y caprichos. ¡Alabemos la bondad del Señor!
P. Natalio.
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