Buena convivencia
Buenos días, amigo/a.
La buena convivencia comienza por el respeto. Respetas a una persona
cuando la tienes por lo que es: un ser humano con toda su dignidad.
Una forma distinguida de respeto es el trato cortés. Las reglas
básicas de la cortesía son simples: alabar lo bueno de los otros,
suprimir reproches, dar importancia y prestar atención a los demás.
Robert Schuman, ex-ministro francés de Asuntos Exteriores, preguntado
por su vecina de mesa, durante un banquete de boda, por qué nunca
manifestó ningún deseo de casarse, repuso: Tengo mis motivos. Cuando
era aún muy ¡oven, cierto día viajé en el metro. La aglomeración era
enorme, y, sin querer, pisé a una señora que se hallaba a mi lado. Sin
volver la cabeza, la dama exclamó: Imbécil, ¿no puedes tener más
cuidado? Luego me miró, sonrió amablemente y me dijo: “Ah, perdone
usted, creí que era mi marido”.
Las buenas relaciones humanas en el hogar y fuera del hogar necesitan
un clima de aceptación mutua, de comprensión y en especial de
paciencia. Ésta es una faceta del amor. San Pablo en el magnífico
himno al amor dice que “el amor es paciente”. La paciencia es difícil.
Pero es más fácil si la pides cada día al Señor. P. Natalio.
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