lunes, 2 de enero de 2012


Un saludo grande


Buenos días, amigo/a.

Jesús comenzó a predicar a la gente diciendo: “El tiempo se ha
cumplido. El reino de Dios ha llegado. Conviértanse y crean en la
buena noticia”. Estas palabras siguen resonando aún hoy y convocan a
los creyentes a volver al Señor, abandonar los caminos equivocados y
confesar con humildad sus pecados en el sacramento de la
reconciliación.

Una devota del P. Pío estuvo tres semanas en San Giovanni Rotondo para
confesarse con él. No lo logró y ya se volvía a Suiza muy triste,
cuando recordó que el P. Pío siempre bendecía desde su ventana. Se
animó pensando recibir su bendición y, mientras iba corriendo, se
decía: “quiero un saludo muy grande”. Al llegar, la gente se estaba
yendo, pues el Padre había dado ya su bendición. La señora no se
desanimó y se arrodilló, diciendo para sí: “no importa, yo quiero un
saludo muy grande”. Pasaron unos minutos, se abrió la ventana del P.
Pío y éste, luego de dar su bendición, agitó una sábana a modo de
saludo. La devota del padre comenzó a llorar emocionada. Era el saludo
“muy grande” que le había pedido.

El sacramento de la reconciliación o confesión es una excelente
respuesta al llamado a la conversión que te hace la Palabra de Dios.
Te animo a acercarte a este sacramento, que purifica el corazón,
tranquiliza la conciencia, te da consuelo espiritual, ayuda a
conocerte más a ti mismo, y es fuente de gracia para superar las
tentaciones. P. Natalio.

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