martes, 3 de enero de 2012

Ahora mismo


Buenos días, amigo/a.

Al inicio de un nuevo año te comparto unas consignas que me han
movilizado a lo largo del tiempo: “Saludaré con gozo y agradecimiento
el don inapreciable de este nuevo día. Trataré con ternura cada hora
porque sé que no retornará jamás. Eludiré con ahínco todo aquello que
mata el tiempo. A la indecisión la destruiré con la acción. Sepultaré
las dudas bajo la fe”.

No esperes una sonrisa, para ser gentil. No esperes ser amado, para
amar. No esperes quedarte solo, para reconocer el valor de un amigo.
No esperes el mejor empleo, para comenzar a trabajar. No esperes tener
mucho, para compartir algo. No esperes un doloroso tropezón, para
recordar un consejo. No esperes el dolor, para rezar una oración. No
esperes tener tiempo, para poder servir. No esperes ser herido por
otro, para pedir perdón. No esperes una separación, para
reconciliarte. No esperes… porque el tiempo es un regalo que se va y
no espera.

“No perderé un momento en lamentar las desgracias del ayer, las
derrotas del ayer, los sufrimientos del ayer. Haré de este día el
mejor de mi vida. Los deberes de hoy los cumpliré hoy. Hoy me
sacrificaré y me consagraré al trabajo. Hoy tengo la oportunidad de
convertirme en el hombre que yo sé que puedo ser” (Og Mandino). Que
seas hoy decidido y entusiasta. P. Natalio.

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