domingo, 22 de enero de 2012


Promesa de un niño


Buenos días, amigo/a.

Cumplir las promesas es una norma elemental de honradez, es ser fiel a
la palabra dada. La persona honesta es coherente entre lo que hace y
lo que dice. Vive de principios. Vive auténticamente como un ser
humano. No se justifica diciendo que todos actúan así; o que es la
única forma de salir adelante. Sé valiente y atrévete a ir “contra
corriente”.

Un niño, hijo de un guardia civil, deseaba tener un trencito eléctrico
desde hacía mucho tiempo. Acercándose la fiesta de Reyes, se dirigió a
un retrato del Padre Pío colgado en la pared, y le hizo esta promesa:
“Oye, Padre Pío, si haces que me regalen un trencito eléctrico, yo te
llevaré un paquete de caramelos”. El día de los Santos Reyes el niño
recibió el trencito tan deseado. Pasado algún tiempo, el niño fue con
su tía a San Giovanni Rotondo, El padre Pío, paternal y sonriente, le
preguntó: “Y los caramelos, ¿dónde están?”.

Tu ejemplo debe subrayar lo que inculcas a tus hijos. No puedes
escribir con una mano y borrar con la otra. Sólo es posible educar
positivamente con la coherencia total. Por ejemplo, ¿puede un padre o
una madre orientar por el camino de la sinceridad a sus hijos, cuando
manda responder a quien pregunta por teléfono: “decile que no estoy”?
P. Natalio.

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