lunes, 23 de enero de 2012


Dios… me duele


Buenos días, amigo/a.

En los salmos varias veces se declara feliz al hombre que busca
refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la
vida: “Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará
defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te
conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos paternales.

Dije: – Dios, me duele. Y Dios dijo: – Lo sé. Dije: – Dios, he llorado
tanto. Y Dios dijo: – Para eso te di lágrimas. Dije: – Dios, estoy
tan deprimido... Y Dios dijo: – Por eso te di el brillo del sol. Dije:
– Dios, la vida es dura. Y Dios dijo: – Por eso te di a seres
queridos. Dije: – Dios, mi ser más querido murió. Dios dijo: – El mío
también. Dije: – Dios, es una pérdida tan grande. Y Dios dijo: – Vi el
mío clavado en una cruz. Dije: – Dios, pero tu ser más querido vive. Y
Dios dijo: – El tuyo también. Dije: – Dios, ¿dónde están ellos ahora?
Y Dios dijo: – El mío está a mi derecha, el tuyo está en la presencia
del que le dio la vida. Dije: – Dios, duele. Y Dios dijo: – Lo sé...
pero te prometí estar contigo hasta el final.

“Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de
ustedes”. Si lees la Biblia, encontrarás esta frase y otras
semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te
ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras pasan calamidades” de
toda clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te
asegura Dios. P. Natalio.

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