Confía en mí
Buenos días, amigo/a.
Confiar en Dios, es depositar toda nuestra fe en él. Dejarle el
cuidado de tus cosas. Permitirle disponer de tu futuro, porque sabes
que te ama más que tú mismo. Reposa en él “como un niño en brazos de
su madre” (salmo 131). Y confía sobre todo en las pruebas, cuando las
cosas resultan incomprensibles.
“Yo soy Dios. El día de hoy me encargaré de todos tus problemas. Por
favor recuerda que no necesito de tu ayuda. Si por casualidad el
demonio te puso en una situación que no puedes manejar, no intentes
resolverla. Déjala a mi cuidado. Esto se arreglará en mi tiempo, no en
el tuyo. Una vez que has puesto en mis manos el asunto no te aferres a
él ni te preocupes. Esta actitud sólo demoraría la solución del
problema. Si es una situación que tú piensas que eres capaz de
manejar, por favor consúltame en una oración para asegurarte que es la
solución correcta. Debido a que no duermo ni dormito, no es necesario
que pierdas tu sueño. Yo me encargaré de velarlo. Descansa, hijo. Si
necesitas contactarme, estoy sólo a una oración de distancia...”
Para la persona de fe, todo sucede porque lo quiere o lo permite Dios.
Y él es experto en sacar bien del mal. Imagínate el río de bendiciones
que bajó del Calvario donde murió Jesús en la cruz. También él tiene
proyectos de salvación para cada una de tus contradicciones aceptadas
en paz. Que el Señor te proteja y bendiga. P. Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario