viernes, 8 de julio de 2011

Dominio de sí mismo


Buenos días, amigo/a.

La ira es fuente de males más graves que aquellos que la causan. Corta
las raíces de la irritación que no están fuera sino en nuestro
corazón: egoísmo, incomprensión, impaciencia... Aprecia los valores
espirituales y permanecerás imperturbable ante las crisis, que se
solucionan con la calma, pero se ahondan con el enfado.

Cuando yo era niño, mi padre solía contar hasta diez en voz alta cada
vez que se encolerizaba con mis hermanas y conmigo. Cuando mayor, yo
mejoré esa estrategia incorporando el uso de la respiración. Cuando
empiezo a enojarme, respiro profundamente y mientras lo hago, digo el
numero uno. A continuación, relajo todo el cuerpo mientras espiro.
Luego repito el mismo proceso hasta el número diez. Esta combinación
de contar y respirar resulta tan relajante que te será casi imposible
continuar enojado cuando acabes. El tiempo invertido contribuye a
desdramatizar las situaciones.

Es imposible que en el curso de todo un día no nos sobrevenga algún
que otro contratiempo: pequeños accidentes o dificultades que nos
apenan y mortifican. ¿No es esto un obstáculo permanente para la
felicidad? De ninguna manera, si sabemos conservar la paz y la
alegría cuando sobrevienen estas contrariedades. P. Natalio.

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