domingo, 15 de mayo de 2011

Alabar y agradecer


Buenos días, amigo/a.

Al orar con los salmos déjate arrebatar por la presencia viva de Dios,
envolver por los sentimientos de asombro, exaltación, alabanza,
contrición, intimidad, dulzura u otros estados de ánimo que impregnan
estos antiguos cánticos. Aquí te ofrezco una breve oración compuesta
por fragmentos de salmos unidos por afectos de alabanza y gratitud al
Señor.

¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me hizo? (116). Bendice,
alma mía, al Señor, y no olvides nunca sus beneficios (103). Alabaré
al Señor mientras viva, cantaré y tocaré para mi Dios mientras exista
(146). Te daré gracias ante los pueblos, Señor, tocaré para ti ante
las naciones, por tu bondad que es más grande que los cielos, por tu
fidelidad que alcanza a las nubes (57). Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu
misericordia, y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y
laúdes, sobre arpegios de cítaras. Tus acciones, Señor, son mi
alegría, y mi júbilo las obras de tus manos (92).

“En los salmos rivalizan la belleza y la doctrina; son a la vez un
canto que deleita y un texto que instruye. ¿Qué otra cosa es el
salterio sino el instrumento espiritual con que el hombre inspirado
hace resonar en la tierra la dulzura de las melodías celestiales, como
quien pulsa la lira del Espíritu Santo?”, san Ambrosio. Explora y goza
las riquezas del salterio. P. Natalio.

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