jueves, 24 de febrero de 2011

Conversión de un rey


Buenos días, amigo/a.

Jesús comenzó a predicar a la gente diciendo: “El tiempo se ha
cumplido. El reino de Dios ha llegado. Conviértanse y crean en la
buena noticia”. Estas palabras que resonaron como una clarinada para
convocar al pueblo de Dios, siguen señalando el camino de la
salvación: volver al Señor, abandonar nuestros caminos equivocados,
purificar el corazón… eso es conversión.

Cuando Clodoveo, rey de los francos, se preparaba para una difícil
batalla, su esposa Clotilde, fervorosa cristiana, le dijo: “Si quieres
obtener la victoria, invoca al Dios de los cristianos”. En lo más duro
del combate, acosados los francos por todas partes, Clodoveo exclamó:
“Oh Cristo, a quien mi esposa invoca como hijo de Dios. Creo en ti. Si
hoy me salvas de mis adversarios, recibiré el bautismo y entraré a tu
religión". Desde ese momento su ejército se sobrepuso y venció a los
agresores. El rey al volver victorioso, saludó a su esposa con estas
palabras: "Clodoveo venció a sus enemigos, y tú venciste a Clodoveo".
San Remigio, obispo misionero, preparó y bautizó al rey de los
francos. En la celebración le dijo estas memorables palabras:
"Valiente guerrero: desde ahora quema lo que has adorado, y adora lo
que has quemado".

Clodoveo fue invitado a poner a Dios en el centro de su vida, amándolo
realmente con todo el corazón y con toda el alma. Esto implicaba
seguirlo, temerlo y observar sus preceptos, escuchar su voz, servirlo
y serle fiel. Ésta es la buena noticia: el Señor nos invita a
convertirnos porque es misericordioso. P. Natalio.

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