Alegría de compartir
Buenos días, amigo/a.
Existe un secreto gozo del corazón en poder alegrar a otros a pesar de
nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la
tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas
sentirte feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones,
especialmente ésas que no se pueden comprar con dinero.
Si dices: cada uno a lo suyo, (mi familia, mis estudios, mi porvenir,
mi bienestar, etc.), no me ocupo de los demás, y perseveras en esa
actitud, no te realizarás jamás, y quedarás gravemente menoscabado y
atrofiado. La grandeza de un hombre se mide por su capacidad de
comunión con sus semejantes. Si quieres sentirte hermano de todos los
hombres, debes aceptar ser hijo de Dios, vivir y recibir la vida de
él; y cuanto más hijo seas, más hermano serás. (M. Quoist).
Antes de buscar el beneficio personal, pregúntate, ¿qué puedo
compartir hoy? En lugar de querer poseer empezarás a donar, guiado por
el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Cada uno
tiene algo para compartir. Dinero, talento, tiempo o una simple
oración. La generosidad nos pone en sintonía con nuestra semejanza
divina. Ánimo, inténtalo. P. Natalio.
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