miércoles, 19 de enero de 2011

Un amigo fiel


Buenos días, amigo/a.

Por la fe sabemos que Jesús se quedó noche y día en el Sacramento de
la Eucaristía, todo lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y
recibiendo a cuantos van a pasar unos momentos con él. San Juan
Vianney (1796-1859), párroco de Ars, pueblo del sur de Francia, en sus
sermones se expresaba con arrobamiento sobre esta posibilidad.

“¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de
bondad! ¿Estás dominado por la tristeza? Ven un momento a sentarte a
sus pies, y quedarás consolado. ¿Eres despreciado del mundo? Ven aquí,
y encontrarás un amigo que jamás quebrantará la fidelidad. ¿Te sientes
tentado? Aquí es donde vas a hallar las armas más seguras y terribles
para vencer a tu enemigo. ¿Temes el juicio formidable que a tantos
santos ha hecho temblar? Aprovéchate del tiempo en que tu Dios es Dios
de misericordia y es tan fácil conseguir el perdón. ¿Estás oprimido
por la pobreza? Ven aquí, donde encontrarás a un Dios inmensamente
rico, que te dirá que todos sus bienes son tuyos, no en este mundo
sino en el otro”.

San Juan Berchmans, visitando a Jesús sacramentado, lo vio en forma de
Niño con una corona de rosas en las manos. Le preguntó qué
significaban aquellas rosas y Jesús le dijo: “Estas rosas representan
gracias que yo regalo a los que las vienen a pedir”. ¿Por qué no te
acercas hoy a alguna capilla o iglesia a descansar y conversar con el
amigo que no falla? P. Natalio.

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