El abad san Antonio y el filósofo
Buenos días, amigo/a.
La naturaleza es un buen trampolín para subir hasta el Señor del
universo. La contemplación del mar, las montañas, los dilatados
horizontes, los bosques y los momentos clásicos de la alborada o el
atardecer da paz al espíritu, nos hace encontrar con lo mejor de
nosotros mismos. La anécdota que te ofrezco hoy puede animarte en esta
dirección.
Un filósofo le preguntó al abad san Antonio: “Padre, ¿cómo puede
sentirse bien cuando ha perdido todos sus libros?” El respondió: “Mi
libro, Filósofo, es la naturaleza de las cosas creadas, y cada vez que
quiero leer la Palabra de Dios, la encuentro justo delante de mí.”
Entrar en contacto un poco más prolongado con la naturaleza nos acerca
a una verdadera fuente de sabiduría. Allí surgen emociones y vivencias
que nos hacen amar más la vida, para volver luego a nuestras
ocupaciones habituales con nuevas energías y nuevas ideas. Que
aproveches la fuerza renovadora de estos días especiales. P. Natalio.
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