El barquero y el filósofo
Buenos
días, amigo/a
Tu vida, como la de todos, transcurre entre
sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y
hacerlas sin implicarte con entusiasmo y amor. Otro error es desbordar vanidad
por la propia profesión y despreciar a los demás. Con razón dijo Madre Teresa
de Calcuta: “No es importante
lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe pone en lo que
realiza”.
Un filósofo se acercó al barquero y le pidió que lo cruzara al otro
lado del ancho río. Una vez en la barca y para hacer alarde de sus conocimientos,
el intelectual le preguntó: —¿Has
estudiado alguna vez metafísica? —No,
respondió el barquero, ni conozco esa palabra. —¡Pues has perdido la mitad de tu vida! Le dijo el filósofo.
Después de un rato y cuando estaban en medio del ancho río, empezó a caer un
verdadero diluvio y el barquero le preguntó al filósofo altanero: —¿Sabe usted nadar? —No,
le dijo aquel. —Pues, entonces ha perdido usted toda su vida, ¡nos estamos
hundiendo!
Si te preocupas demasiado por
ti mismo y tu propio entorno, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives
para los demás, la vida carecerá de sentido para ti. El científico Albert
Einstein dijo: “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra
preocupación es mayor por los otros que por nosotros mismos”. P. Natalio.
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