jueves, 25 de junio de 2015


Bondad de corazón


Buenos días, amigo/a

Un corazón bondadoso es fuente de paz y serenidad para todos los que conviven con él, y en primer lugar para él mismo. El salmo 128 describe la paz del hogar de un hombre justo. Comienza así: “Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos”. Y sigue describiendo la paz de su hogar con su esposa y sus hijos. Y añade: “Todo le irá bien”. Lee ahora con detención:

Además de razones poderosas y claras que te aconsejan ser bueno, te conviene serlo hasta por egoísmo, ya que nunca la dicha y la maldad se vie­ron juntas. El daño que causemos a los demás se volverá contra nosotros mismos. Para comprobarlo, fíjate en lo que te ocurre cuando, por ejemplo, lastimas a un compañero con una frase grosera. Al poco rato reflexionarás en lo que dijiste; comprenderás que has procedido mal; preferirías haberte expre­sado de otro modo. Sólo tienes un medio para librarte de la pena: ir hacia esa persona que has ofendido y pedirle disculpa por tus palabras. Mayor será tu amargura si empleas la violencia de hecho contra alguien. Te dolerá más a ti, pues te dolerá en el alma. Te durará más el sufrimiento, porque la conciencia te recordará tu crueldad du­rante meses y años. Ser bueno es la primera condición para sentirse feliz.

Es verdad que el daño que hacemos a los demás se vuelve contra nosotros, pero es muy cierto que la bondad que irradiamos también retorna a nosotros con más alegría, paz y felicidad del corazón. Que pases un día sembrando cordialidad. P. Natalio Bértolo.

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