Bondad de
corazón
Buenos
días, amigo/a
Un corazón bondadoso
es fuente de paz y serenidad para todos los que conviven con él, y en primer
lugar para él mismo. El salmo 128 describe la paz del hogar de un hombre justo.
Comienza así: “Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos”. Y sigue
describiendo la paz de su hogar con su esposa y sus hijos. Y añade: “Todo le
irá bien”. Lee ahora con detención:
Además de razones poderosas y
claras que te aconsejan ser bueno, te conviene serlo hasta por egoísmo, ya que
nunca la dicha y la maldad se vieron juntas. El daño que causemos a los demás
se volverá contra nosotros mismos. Para comprobarlo, fíjate en lo que te ocurre
cuando, por ejemplo, lastimas a un compañero con una frase grosera. Al poco
rato reflexionarás en lo que dijiste; comprenderás que has procedido mal;
preferirías haberte expresado de otro modo. Sólo tienes un medio para librarte
de la pena: ir hacia esa persona que has ofendido y pedirle disculpa por tus
palabras. Mayor será tu amargura si empleas la violencia de hecho contra
alguien. Te dolerá más a ti, pues te dolerá en el alma. Te durará más el
sufrimiento, porque la conciencia te recordará tu crueldad durante meses y
años. Ser bueno es la primera condición para sentirse feliz.
Es verdad que el
daño que hacemos a los demás se vuelve contra nosotros, pero es muy cierto que
la bondad que irradiamos también retorna a nosotros con más alegría, paz y
felicidad del corazón. Que
pases un día sembrando cordialidad. P. Natalio Bértolo.
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