La bondad: el primer valor
Buenos
días, amigo/a
Cuando de alguien se dice, “es
una buena persona”, así simplemente, se la está calificando con la nota más
excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado,
servicial, respetuoso con todos, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos
muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, aprecio y
admiración.
La primera persona a quien has de convencer de tu bondad eres tú
mismo. Tu conciencia no te engañará. Y cuando ella te diga que eres bueno,
cuando esa voz de adentro te lo afirme, tu corazón desbordará de gozo. Porque
tú serás dueño de decidirte entre muchos oficios y profesiones y adquirirás,
acaso, una habilidad especial que te destaque; pero nada hay en el mundo que
supere a la bondad. Cuando dicen de un hombre: "Es un gran
ingeniero", de otro que es un herrero muy hábil, de otro: "Es un
pintor famoso", queda por saber lo principal: si es bueno. Ser bueno es la
gran tarea, la más noble profesión, el tesoro inagotable, la mayor sabiduría,
el mejor negocio, la verdadera gloria, la felicidad suprema.
Para lograr esta meta moral hay que orientarse por los principios
fundamentales de la buena conducta. En el libro de Tobías, el padre da
preciosos consejos a su hijo para que lleve una vida honesta y feliz. Por
ejemplo: “Si vives conforme a la verdad, te irá bien en todas tus obras”, y “No
hagas a nadie lo que no te gusta a ti”. La palabra de Dios sea luz en tu
sendero. P. Natalio.
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