miércoles, 29 de abril de 2015


Tus límites son señales


Buenos días, amigo/a

Nada mejor para amarnos y amar, que aceptarnos y aceptar a los otros, percibiendo con objetividad nuestras limitaciones y las ajenas, nuestras fortalezas y las de los demás. Se genera así un amor tolerante que nos lleva a ser realistas, sin dejar de luchar por mejorar día tras día. Te abres a descubrir nuevas metas y a ver incluso el flanco positivo de tus mismos límites.

Tus limitaciones no son sólo barreras, sino que son también indicaciones de Dios para iluminar tu camino. ¿No hablas bien? ¿Acaso no será señal de que debes sobre todo escuchar? ¿No eres intelectual? ¿Acaso no estarás designado para una acción concreta? ¿Eres tímido? ¿Acaso no deberás recibir a los demás en lugar de imponerte y arrastrar? En la medida en que compruebes, aceptes y ofrezcas tus límites a Dios, descubrirás que tu pobreza se convierte en inmensa riqueza. El humilde auténtico nada teme, ni siquiera a sí mismo, ni sus cualidades, ni sus limitaciones, ni a los demás, ni a las cosas. Teme a Dios.

Aceptarte a ti mismo es ponerte de tu lado, volverte amigo de ti mismo. No se puede comenzar ninguna labor de crecimiento si te rechazas a ti mismo. Aceptarse a sí mismo es negarse a fomentar, conciente o inconcientemente, una relación de confrontación y permanente pelea consigo mismo. Por lo tanto conoce, acepta y ofrece al Señor tus límites. P. Natalio.

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