Tus límites
son señales
Buenos
días, amigo/a
Nada mejor para amarnos y amar,
que aceptarnos y aceptar a los otros, percibiendo con objetividad nuestras
limitaciones y las ajenas, nuestras fortalezas y las de los demás. Se genera
así un amor tolerante que nos lleva a ser realistas, sin dejar de luchar por
mejorar día tras día. Te abres a descubrir nuevas metas y a ver incluso el
flanco positivo de tus mismos límites.
Tus limitaciones no son sólo
barreras, sino que son también indicaciones de Dios para iluminar tu camino.
¿No hablas bien? ¿Acaso no será señal de que debes sobre todo escuchar? ¿No
eres intelectual? ¿Acaso no estarás designado para una acción concreta? ¿Eres
tímido? ¿Acaso no deberás recibir a los demás en lugar de imponerte y
arrastrar? En la medida en que compruebes, aceptes y ofrezcas tus límites a
Dios, descubrirás que tu pobreza se convierte en inmensa riqueza. El humilde
auténtico nada teme, ni siquiera a sí mismo, ni sus cualidades, ni sus
limitaciones, ni a los demás, ni a las cosas. Teme a Dios.
Aceptarte a ti mismo es ponerte
de tu lado, volverte amigo de ti mismo. No se puede comenzar ninguna labor de
crecimiento si te rechazas a ti mismo. Aceptarse a sí mismo es negarse a
fomentar, conciente o inconcientemente, una relación de confrontación y
permanente pelea consigo mismo. Por lo tanto conoce, acepta y ofrece al Señor
tus límites. P. Natalio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario